lunes, 4 de abril de 2011

Juego de pelota

Juego de pelota
Despiertas.
Abres los ojos al ritmo ondulante de la resaca.
Quién a tu lado:
Silvestre hierva extendida bajo el sol.


—El mundo apesta­­— te repites mientras preparas el café matinal.
Con el humeante café ya en tus manos abres el estúpido periódico del día. La política... que si la ultraderecha fascista, que si la supuesta izquierda partidista o lo absurdamente final del pensamiento moderado. Ese es el juego...
Al principio te pareció una pendejada burguesa suscribirte, pero ahora te das cuenta de que no es tan malo, de que ya no tienes que salir de casa por las mañanas y dar los buenos e hipócritas días a los vecinos, ni caminar tres cuadras hasta el puesto más cercano con la posibilidad de encontrarlo cerrado.
El café no está tan mal el día de hoy, pero al leer la sección deportiva te enteras que tu gangsteril equipo de Chicago no pasará a la postemporada...
—En fin, no siempre se puede…
Mientras preparas el desayuno, algo ligero, ella duerme todavía. Te preguntas cómo pudo cambiar tanto algo que los dos veían como hermoso. Te calzas una media... y piensas en la deuda de la hipoteca, te calzas la otra y piensas que la colegiatura de los dos mayores está pagada, y por suerte el tercero todavía no está en edad. Al entrar en tu pantalón entallado a rayas, recuerdas que hace apenas quince años tu panza no era así, afortunadamente aun puedes correr... sólo si es necesario.

Ella despierta
—¿Ya te vas?
—Vuélvete a dormir— le dices con voz cariñosa, no puedes evitarlo, todavía la quieres.
Mientras preparas tus cosas escuchas las noticias: feminicidios, fraudes, robos, malévolos delincuentes disfrazados de estudiantes esperando el momento justo para hacer uno más de sus desmadres, ¡por dios! ¿Dónde está el estado de derecho?...
—¡Ja!... ¿estado de derecho? ¡Patrañas!
Tu casaca favorita ha perdido su color, antes era roja, brillante como tu juventud, ahora más bien parece rosa. Y a tu número original sólo le queda un dígito, pareciera que al perder el 7, huyó con él la suerte.
Dicen que los 50`s es una etapa difícil para el hombre,
—Más patrañas.
Para ti fue a los 40 y ahora, quince años después, esa etapa aun no termina.
Tu chamarra sucia descansa en el respaldo de la silla.
—El mundo es una mierda— te repites mientras te dirijes a la cochera enciendes el primer cigarrillo del día, abres la puerta, montas tu oxidada bici azul con dorado y te ajustas la gorra que nunca has lavado.
—Sí que lo es— insistes, pero hoy nada puede salir mal, hoy es un buen día para el Juego de pelota.