martes, 2 de noviembre de 2010

entre tragos y calaveras

este dos de noviembre

ni licores ni fiestas

mucho menos orquestas

como sí hubo en septiembre

a última hora avisan

que habrá días feriados

y todos apurados

sus muertos no divisan

se olvidan las ofrendas

y todos tiran prendas

como un aquel amigo

que no guardó contigo

las debidas exequias

si sean o no entelequias

o dichos de los viejos

no hay que hacerse pendejos

mi abuelo lo asevera

la blanca calavera

merece mi respeto

no está de parapeto

ay mi querido israel

que tomando cervezas

y ornado de cerezas

comías un pastel

entre letras y risas

cantando las albricias

sin cuenta de tu falta

y como niño salta

que salta inconsciente

encajábasle el diente

mejor era el ayuno

que la mucha fiesta

y hoy ha venido ésta

a llevarse a cada uno

y al que antes fue poeta

por hacer mala reta

por ser alborotado

y en la calle tirado

sin un peso sin suerte

apestando a muerte

en solitaria ciudad

brindando en soledad

espera que ella venga

y en sus brazos lo tenga

dándole un frío beso

que reviva sus versos

aunque mucho lo asusta

esa doña que es blanca

y a veces se atrabanca

pero nunca es injusta

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